martes, 12 de abril de 2011

L U D O P AT Í A

Ludópata. adj. Que padece ludopatía. U. t. c. s.

Ludopatía. (Del lat. ludus, juego, y -patía). f. Adicción patológica a los juegos electrónicos o de azar.

adicción. (Del lat. addictĭo, -ōnis). f. Hábito de quien se deja dominar por el uso de alguna o algunas drogas tóxicas, o por la afición desmedida a ciertos juegos. || 2. desus. Asignación, entrega, adhesión.

La adicción al juego  es una enfermedad

El punto de partida en este tema es que el juego patológico es una enfermedad. Porque, aunque el juego en general   es   algo   normal   y   deseable,  cuando se constituye en adicción se convierte en enfermedad. 

Base biológico

 

El juego patológico es una adicción similar a las químicas. Se ha visto que algunos jugadores patológicos tienen menores niveles de norepinefrina (o norepinefrina),es un neurotransmisor de catecolamina de la misma familia que la dopamina 

Es una hormona adrenérgica que actúa aumentando la presión arterial por vasoconstricción pero no afecta al gasto cardiaco)  que los jugadores normales.

La norepinefrina se secreta en condiciones de estrés o amenaza, de modo que los jugadores patológicos juegan para elevar sus niveles.
Las deficiencias de serotonina ( En el sistema nervioso central, se cree que la serotonina representa un papel importante como neurotransmisor, en la inhibición del enfado, la inhibición de la agresión, la temperatura corporal, el humor, el sueño, el vómito, la sexualidad, y el apetito.) también pueden contribuir a una conducta compulsiva, lo cual incluye una adicción al juego.

La actividad mental de los ludópatas funciona de la misma forma que cualquier otro adicto, ligado a una alteración en una zona del cerebro relacionada con la toma de decisiones.

Muchas personas han llegado a perderlo todo, dinero, familia, trabajo, relaciones, por culpa de su dependencia del juego. Para estos enfermos, el juego es una obsesión que puede considerarse como un descontrol de los impulsos, lo mismo que sucede con el impulso de robar (cleptomanía)   o   de quem r   cosas  (piromanía).

Hay ludópatas que hallan placer en el hecho de jugar, otros que dicen ganar dinero jugando y también los hay que afirman ser unos expertos en los trucos del azar y que son capaces de detectar cuándo, por ejemplo, la maquina tragamonedas “está caliente” y se dispone a dar premios cuantiosos. 


La compulsión al juego esta vinculada con una alteración en la corteza pre - frontal del cerebro, región ligada con las funciones ejecutivas, que comprenden la capacidad de abstraer, planificar, organizar, cambiar y adaptar los conocimientos actuales y pasados a las futuras conductas. Esta sería la razón por la que el jugador compulsivo insiste en apostar, a pesar de conocer cuales serán los problemas que su actuar atraerá a su vida social, personal, laboral, etc.


Todos sabemos que si se llaman juegos de azar es porque no hay forma de controlar sistemáticamente los resultados del juego y, por tanto, apenas intervienen las habilidades de la persona para saber cuándo se cantará bingo, si la ruleta se detendrá en tal o cual número o si el premio de la lotería se venderá en tal o cual localidad. 


Por otro lado, algunos ludópatas se excusan asegurando que jugar les libera de tensiones cotidianas, que les  divierte, les distrae o les permite albergar la esperanza de un futuro sin problemas económicos.

Reconocer el problema


Casi siempre son situaciones que se prolongan en el tiempo, porque el jugador patológico raramente reconoce serlo.  Muestra   tendencia   a   mentir  incluso a los seres más próximos, a endeudarse para saldar deudas de juego y así poder jugar nuevamente para eliminar la nueva deuda contraída, aunque manifiesta que todo se solucionará enseguida, cuando llegue la “racha buena”. 


Minimizan su problema manifestando (como lo hacen otros adictos, por ejemplo al alcohol) “esto lo dejo cuando yo quiera”. Con frecuencia, la ludopatía es una adicción que se presenta asociada a otras: alcohol, tabaco, medicamentos, drogas...


El perfil más clásico de quien juega de modo patológico es el de una persona caprichosa, con problemas de ansiedad, dificultades de adaptación social y escasa tolerancia de las frustraciones. 


En cuanto a las formas de juego, junto al bingo, las loterías y los casinos, las máquinas tragaperras merecen una atención específica, aunque sólo seas por su proliferación y por esa cercanía tan inmediata a toda la población.


 El atractivo de las tragamonedas consiste no sólo en la relativa frecuencia con que suenan las monedas al caer, aunque sean en poca cantidad, sino además derrochan músicas, palabras seductoras y colores en movimiento que estimulan y atraen al posible jugador.


Quienes han diseñado los programas de las máquinas conocen los mecanismos del   comportamiento humano. Refuerzan de tal manera la conducta que quienes padecen alguna debilidad corren el riesgo de convertirse en adictos a ese juego y a otros.
Las tragamonedas devuelven al jugador un porcentaje fijo del dinero captado.
Pero si se juega de forma continuada, se pierde siempre. Mantienen la atención y la tensión del jugador concediendo pequeños  premios  de  vez   en cuando. Como las máquinas pueden ser en cierto modo manejadas por el jugador que selecciona opciones mediante palancas o botones, se le hace creer a éste que de alguna manera controla el resultado de los premios a obtener.


Indicadores que descubren un problema de adicción al juego


La Asociación Americana de Psiquiatría informó, en 1995, que hay juego patológico cuando se dan, al menos, cinco de estas  diez circunstancias:

1. Preocupación por el juego (por ejemplo, idear formas de conseguir dinero para jugar)

2. Necesidad de jugar con cantidades crecientes de dinero para conseguir el grado de excitación deseado.

3. Fracaso repetido de los esfuerzos para controlar, interrumpir o detener el juego.

4. Inquietud o irritabilidad cuando se intenta interrumpir o detener el juego.

5. El juego se utiliza como estrategia para escapar de los problemas.

6. Después de perder dinero en el juego, se vuelve a jugar para intentar recuperarlo.

7. Se engaña a los miembros de la familia, terapeutas u otras personas para ocultar el grado de implicación en el juego.

8. Se cometen actos ilegales como falsificaciones, fraude, robo o abusos de confianza para  financiar el juego.

9. Se han puesto en riesgo o perdido relaciones interpersonales significativas, trabajo u oportunidades profesionales por causa del juego.

10. Se confía en que los demás proporcionen el dinero que alivie la penosa situación financiera causada por el juego.


PROBLEMAS DE ADAPTACIÓN Y ANSIEDAD Y  UNA ESCASA ASUNCIÓN DE LAS FRUSTRACIONES SON MUY HABITUALES EN LOS LUDÓPATAS

QUÉ HACER ANTE LA LUDOPATÍA


Las familias de jugadores patológicos pueden solicitar la prohibición  de que entren a ciertos lugares de juego, como bingos y casinos.

•Si existen indicios razonables de juego patológico, acudir a profesionales especializados y también a asociaciones de autoayuda para las ludopatías.

•Normalmente, un o una ludópata no puede dejar de jugar sin recibir ayuda, por mucha fuerza de voluntad que le ponga al asunto.

•La ludopatía rara vez tiene una sola causa o circunstancia. Requiere de la intervención de especialistas de la psicología para diseñar el proceso de deshabituación. Es frecuente que los ludópatas tengan una personalidad inmadura, miedos, complejos de inferioridad y escasa responsabilidad.

•Como una de las características del ludópata es la impulsividad, la intervención consistirá en una reestructuración de la personalidad,  que le permita afrontar situaciones difíciles, tolerar la frustración y aprender a fijarse límites.

•Además debe intervenirse en el entorno familiar o social, como en cualquiera otra adicción. 

•La familia debe entender que se trata de una enfermedad y asumir la responsabilidad de acompañar y ayudar al paciente en el proceso de deshabituación. 

•Y la prevención. Es importante que los niños no oigan frecuentemente que una lotería o un juego de azar solucionarían nuestras vidas.


Deben saber desde muy pequeños que con los juegos de azar siempre se acaba perdiendo

Cuando se habla del juego compulsivo, muchas veces lo hacemos pensando en que se trata simplemente de una imposibilidad a dejar de jugar por falta de voluntad. Pensar de esa forma es erróneo. Por empezar, porque esta necesidad de jugar constantemente se trata de una patología en la que el jugador compulsivo se comporta como un adicto. Es una enfermedad en la que, al igual que el drogadicto o el alcohólico, no puede controlar sus impulsos, incluso cuando se es conciente de los problemas que atrae.
Esto quedó demostrado en un estudio realizado por investigadores argentinos hace algunos años. El estudio reveló que  la actividad mental de los ludópatas funciona de la misma forma que cualquier otro adicto, ligado a una alteración en una zona del cerebro relacionada con la toma de decisiones. Los jugadores compulsivos que han formado parte de esta investigación han mostrado un deterioro en el proceso de toma de decisiones y control inhibitorio, notablemente comparable con la de los drogodependientes.
El estudio pudo detectar que la compulsión al juego esta vinculada con una alteración en la corteza prefrontal del cerebro, región ligada con las funciones ejecutivas, que comprenden la capacidad de abstraer, planificar, organizar, cambiar y adaptar los conocimientos actuales y pasados a las futuras conductas. Esta sería la razón por la que, como dijimos unas líneas arriba, el jugador compulsivo insiste en apostar, a pesar de conocer cuales serán los problemas que su actuar atraerá a su vida social, personal, laboral, etc.
La incapacidad de abstraer, planificar, organizar, cambiar y adaptar que tienen los ludópatas, producen que, a diferencia de un jugador normal, cometan más errores y tomen peores elecciones en sus apuestas, en especial cuando se trata de evaluar metas de corto plazo frente a metas de largo plazo.
De todos modos, este estudio ha señalado una asociación, no una relación causa-efecto. De este modo, la patología estaría relacionada con la zona del cerebro encargada de las funciones ejecutivas y organizacionales que, al igual que los drogadictos o alcohólicos, produce una adicción, en este caso al juego, imposible de controlar por los adictos.

1 comentario:

  1. exelente informe ,es tal cual tengo mi marido desde hace años ,pero siento que me estoy cansando es muy mentiroso .manipulador ,siento que no lo puedo ayudar soy psicologa estuve con adictos en la comunidad de drogadictos trabajando .Pero me retiro de este caso no puedo con el .HE dejado mucho no me di cuenta que me llevaba a la quiebra ,yo tengo culpa porque pensaba que iba a cambiar .

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