El procesamiento de caras y reconocimiento de rostros
familiares compromete la actividad de múltiples regiones cerebrales:
1. La corteza de
asociación visual en el acto de construcción del percepto.
2. Hipocampos y
regiones frontotemporales en el proceso de comparación del percepto con las
imágenes mnésicas para activar sentimientos de familiaridad
3. Las regiones témporo-parietales en la memoria semántica
relacionada con las personas y 4. El hemisferio izquierdo en la activación de
estructuras linguísticas que codifican información para el acceso al nombre.
Las lesiones en cualquiera de estas estructuras pueden dar
origen a alteraciones en los diferentes pasos del procesamiento cerebral de los
rostros, dentro de las cuales se resaltan la prosopagnosia y la prosopamnesia.
Los estudios psicofisiológicos y de neuroimágenes funcionales permitirán en el
futuro próximo evaluar y poner a prueba los modelos cognitivos y avanzar en el
conocimiento sobre procesamiento cerebral de los rostros, su evaluación y sus
trastornos.
Palabras Claves: agnosia a los rostros, prosopagnosia, prosopamnesia,
percepto facial, nodos de identidad personal, memoria semántica.
En la vida cotidiana rara vez nos maravillamos de nuestra
capacidad para reconocer un rostro. En general lo hacemos de golpe, de manera
holística, sin necesidad de una descripción verbal ni de un análisis consciente
de las diversas características faciales. Es por ello quizás que esto nos
parece bastante simple. Sin embargo, es sorprendente que podamos memorizar un
número tan considerable de rostros en el transcurso de nuestra vida y que esa
capacidad de reconocer rostros se pueda perder por una lesión cerebral
localizada en una región particular de la corteza cerebral. La prosopagnosia
nos muestra que el rostro pertenece a
una categoría visoperceptual especial y que desde el punto de vista biológico,
psicológico y social, parece ser el objeto visual de mayor significación para
el hombre.
Bruce y Young (1986) propusieron un modelo cognitivo del
reconocimiento de los rostros que con algunas modificaciones (Valentine et al
1991) se ha mantenido en la literatura. Este modelo propone varios pasos en el
procesamiento de la información desde el instante en que se ve un rostro
familiar hasta cuando se hace el reconocimiento y se evoca su nombre (fig 1 y
2).
CONSTRUCCIÓN
DEL PERCEPTO FACIAL: el primer paso en el análisis de la información es la codificación
estructural de las características faciales que permitirá la construcción de un
percepto visual. Para ello, el sujeto realiza análisis simultáneo y en paralelo
de diferentes tipos de información facial: a) de la apariencia facial o patrón
facial: identificación del estímulo visual como perteneciente a la categoría de
las caras. b) discriminación de las características particulares del rostro y
su distribución espacial particular mono-orientada que permitirán reconocer
semejanzas o diferencias entre rostros. c) análisis de las expresiones
faciales. d) análisis del lenguaje facial: movimientos orolinguofaciales,
lectura labiofacial.
RECONOCIMIENTO
FACIAL: construido
el precepto visual del rostro, se debe comparar con las huellas de memoria de
caras previamente aprendidas y almacenadas y si se encuentra una huella de
memoria facial de configuración similar al precepto se produce un sentimiento
de familiaridad con él y se activa el acceso a su reconocimiento. Esta tarea es
realizada por las llamadas unidades de reconocimiento facial que son como un
almacén de las huellas de memoria de caras previamente conocidas y que además
establecen una conexión entre el percepto y la memoria semántica o nodos de
identidad personal.
ACTIVACION DE
LA MEMORIA SEMANTICA RELATIVA A LAS PERSONAS: el sentimiento de familiaridad
producido por el reconocimiento del rostro sólo nos asegura que la cara que
vemos ha sido previamente conocida. Se requiere la activación del nodo de
identidad personal para acceder a las memorias semánticas relativas a la
persona que vemos (profesión, lugar y época cuando la conocimos, dónde vive,
etc). El conocimiento que tenemos de las personas hace parte de la memoria
semántica y los nodos de identidad personal contienen sus huellas. Al nodo de
identidad personal se puede acceder por la vía del percepto facial del rostro
de la persona o por otras vías como el percepto auditivo de su voz o el gráfico
o auditivo de su nombre.
ACCESO
LEXICAL:
construído el percepto, despertado el sentimiento de familiaridad, hecho el
reconocimiento facial y activada la memoria semántica sólo resta acceder al
nombre. Para ello se requiere la activación del sistema lexical y realizar la
selección del nombre correspondiente. A la activación de la representación
verbal se puede acceder a partir de la representación mnésica visual (rostro) o
de cualquiera de las representaciones semánticas del nodo de identidad
personal.
PRODUCCION
ARTICULATORIA:
realizada la selección lexical el acto de reconocimiento queda plenamente
evidenciado por la realización articulatoria del nombre seleccionado.
TRASTORNOS DEL
PROCESAMIENTO Y RECONOCIMIENTO DE LAS CARAS.
El principal trastorno en el reconocimiento de caras es la
prosopagnosia. El término Prosopagnosia procede de las raíces griegas PROSOP
que significa Rostro y GNOSIS que significa Conocimiento. El paciente no puede
reconocer a sus familiares, amigos y conocidos por el rostro. En los casos
graves no se reconoce a sí mismo en un espejo, ni en una fotografía. Sin
embargo, no hay dificultad en reconocer un rostro como tal: el paciente sabe
que un rostro es un rostro, lo que no le puede extraer es su identidad. Puede
describir las características del rostro que ve y puede reconocer de inmediato
a las personas por la voz. Es posible que haga reconocimientos deductivos por
ciertos rasgos característicos como el peinado, las prendas de vestir, lentes y
otras claves externas al rostro. El reconocimiento de expresiones emocionales
puede estar conservado. El Prosopagnósico puede tener una excelente capacidad
de discriminar características faciales en rostros desconocidos. Esto sugiere
que reconocer rostros de familiares y discriminar características faciales de
rostros desconocidos son dos actividades cognoscitivas diferentes (Benton y
Allen, 1972). La prosopagnosia se puede asociar con agnosia al color o
acromatopsia (Kay y Levine 1982); alteraciones de la imaginación visual (Levine
1978 y 1985); hipoemocionalidad visual (Russel,1982), zooagnosia y dificultad
para identificar individualidades dentro de una categoría visual determinada.
En más del 90% de los casos hay defectos del campo visual y en la mitad de
ellos es bilateral; cuando es unilateral generalmente compromete el lado
izquierdo y el cuadrante superior (Meadows, 1974).
La agnosia a los rostros puede ser de dos tipos según se
altere el proceso de construcción del percepto o las huellas de memoria de las
caras por alteración de la unidad de reconocimiento facial. En el primer caso
se trataría de una agnosia específica para las caras (prosopagnosia
aperceptiva) y en el segundo, de una amnesia visual específica para las caras
(prosopamnesia o prosopagnosia asociativa).
Prosopagnosia aperceptiva: en este caso el paciente puede
ver una cara como cara pero falla en el análisis estructural de la misma y el
conjunto no le permite extraer una identidad ni le produce sentimiento de
familiaridad. Puede imaginar o soñar con caras de familiares y conocidos pero
al verlas no evocan su huella de memoria. Estos pacientes tienen además
dificultad en el análisis visual de rostros desconocidos.
Prosopamnesia o Prosopagnosia asociativa: en este caso
existe una alteración del reconocimiento a pesar de un buen análisis
estructural de la cara. El paciente puede identificar el sexo, la raza, la
edad, puede parear fotografías de personas desconocidas, expresiones faciales
similares, o poses fotográficas diferentes de la misma persona.
El paciente demuestra que construye un buen percepto
facial pero no logra a pesar de ello el reconocimiento. No se trata exactamente
de una amnesia porque los nodos de identidad personal están intactos y conserva
las memorias semánticas sobre las personas, pero sólo pueden ser activadas a
través de otras vías no visuales como la voz o el nombre. Es decir, dispone del
percepto y la memoria semántica, lo que tiene alterado es la unidad de
reconocimiento facial. La diferencia entre este trastorno selectivo de la
memoria de las caras y la amnesia es que en esta última se puede perder la
memoria semántica sobre las personas mientras que en la prosopamnesia se
conserva.
Se ha reportado un caso de un paciente con prosopagnosia
recuperada que quedó con una amnesia anterógrada para nuevos rostros (Tohgi et
al, 1994). Esta prosopagnosia anterógrada sugiere una desconexión entre el
percepto facial intacto y los sistemas medio-temporales de la memoria que
impide construir nuevas huellas de memoria de caras.
La discriminación de rostros desconocidos es una actividad
visoperceptual desligada de la memoria y de los afectos y por lo tanto sería
una tarea más superficial y específica relacionada con actividad de las áreas
de asociación visual y con la construcción del percepto facial; el
reconocimiento de rostros familiares, por el contrario, tiene que ver con la
evocación de procesos mnésicos y afectivos asociados al acto visoperceptual,
siendo una tarea mucho más profunda y probablemente relacionada con la actividad
de un mayor número de regiones cerebrales: corteza visual, áreas de asociación,
estructuras de memoria, estructuras del sistema límbico y regiones
prefrontales.
Por esta razón, las prosopagnosias requerirían una lesión
mucho más severa y extensa, bilateral, mientras que la alteración en la
discriminación de rostros no familiares se puede originar por lesiones menos
extensas, unilaterales y por tanto presentarse con más frecuencia. El
tratamiento cognitivo de rostros familiares es diferente al de los rostros
desconocidos de la misma manera que el tratamiento de rostros vistos al derecho
es diferente al de aquellos vistos al revés (Lopera and Bruyer, 1990).
OTROS
TRASTORNOS EN EL RECONOCIMIENTO DE ROSTROS.
Amnesia semántica para las caras: el reconocimiento de
rostros puede verse alterado por trastornos del conocimiento semántico de las
personas. Esta es una alteración de los nodos de identidad personal que se
manifiesta como una incapacidad para terminar y contextualizar el
reconocimiento de una persona a pesar de que se ha construído un percepto y se
ha evocado un sentimiento de familiaridad con su rostro.
Anomia para los nombres propios (Prosopanomia): la
dificultad para la selección adecuada del nombre (acceso lexical), paso final
en el proceso de reconocimiento de las personas, es un trastorno de naturaleza
lingüística y puede presentarse aunque se haya realizado todo el proceso de
construcción del percepto, activado el sentimiento de familiaridad y evocado
las memorias semánticas de los nodos de identidad personal.
Este es un problema más común en las afasias que en las
agnosias visuales. Carney and Temple (1993) describieron un caso de alteración
específica en la denominación de rostros familiares sin dificultades de
reconocimiento ni de denominación para otros tipos de información visual
compleja.
La percepción de caras y el acceso a información
autobiográfica de las caras estaba preservada. Esto sugería que se trataba de
un posible caso de anomia categorial específica para las caras o prosopanomia.
Paramnesias o falsos reconocimientos: Rapcsak et al (1996)
han encontrado que el falso reconocimiento de caras sin prosopagnosia es
observado después de daño prefrontal derecho. Proponen que el falso reconocimiento
en pacientes frontales es el resultado del quiebre de la estrategia de decisión
para determinar si una cara es de una persona familiar o si sólo tiene un
parecido a un individuo conocido. El falso reconocimiento prefrontal puede
estar relacionado con el fenómeno de la confabulación, en la cual la
familiaridad o una específica identidad es erróneamente atribuída a un estímulo
facial sin la activación de la representación mnésica subyacente.
La metamorfopsia: es un trastorno en la percepción visual
en el que los rostros se ven distorsionados, hay dificultad para discriminar
características faciales y gestos, pero sin alteración en el reconocimiento de
la identidad de las personas.
Hipoemocionalidad visual: se han reportado en la
literatura casos de pérdida del afecto visual asociado a la prosopagnosia
(Russell M. Bauer, 1982), Lopera y Ardila, 1992). Se trata de prosopagnósicos
que pierden el placer estético visual. Las áreas visuales estarían desconectas
de los lóbulos temporales y del sistema límbico por la lesión bilateral del
fascículo longitudinal inferior. Es posible que los casos de prosopagnosia con
hipoemocionalidad visual correspondan a casos con activación incompleta de las
representaciones afectivas de los nodos de identidad personal.
NEUROANATOMIA
DE LAS ALTERACIONES EN EL PROCESAMIENTO DE CARAS
Inicialmente se aceptaba que una lesión del hemisferio
derecho era suficiente para producir prosopagnosia (Hecaen y Angelergues,
1962). La primera hipótesis sobre la localización de la lesión se podría
formular así: la prosopagnosia se debe a una lesión unilateral derecha que
podría estar ubicada principalmente en el lóbulo occipital, pero también podría
ubicarse en el parietal, en el temporal, o en diferentes combinaciones:
témporo-occipital o parieto-occipital (Cole y Pérez, 1964).
Con Meadows (1974) se plantea lo que podemos llamar la
segunda hipótesis sobre localización, que podría rezar así: se requiere una
lesión bilateral pero la lesión derecha es determinante sobre la izquierda. La
clave de la lesiones en ambos hemisferios sería que produjeran una desconexión
de las áreas visuales de ambos lóbulos occipitales del lóbulo temporal derecho
y del sistema límbico.
Este efecto puede darse por la lesión bilateral del
fascículo longitudinal inferior que atraviesa los giros lingual y fusiforme en
la región medio-basal de la unión occípito-temporal. La tercera tesis sobre la
anatomía de la prosopagnosia, la más aceptada hoy en día, es la de Damasio y
col (1982) que plantean la necesidad de una lesión BILATERAL Y SIMETRICA de
ambos hemisferios cerebrales. Ellos revisaron los resultados de once necropsias
de pacientes que sufrieron prosopagnosia y que han sido publicados y
encontraron que todos tenían lesiones bilaterales; además en todos con excepción
de uno, las lesiones eran relativamente simétricas, aunque no en espejo, en la
región occípito-temporal comprometiendo los giros lingual y fusiforme de ambos
lados (ver fig 3).
En los últimos años se ha reactivado la idea de que es
suficiente la lesión unilateral derecha. Carlesimo y Caltagirone (1995)
estudiaron 2 pacientes afectados con prosopagnosia, 45 con lesión cerebral
unilateral y 52 sujetos normales con tres pruebas: pareamiento de caras no
familiares, identificación de caras famosas y juicio de edad para caras
desconocidas. Los resultados confirman que el hemisferio derecho y
particularmente la región posterior, es crítica para todos los aspectos
principales del procesamiento facial. Los pacientes con lesión posterior
derecha obtuvieron los peores puntajes en las pruebas. El hemisferio derecho es
indispensable para un análisis visoperceptual de las caras pero se requiere de
la participación de ambos hemisferios para el reconocimiento de rostros
familiares.
De Renzi et al (1994) reunió 27 casos de prosopagnosia
publicados en la literatura en los últimos años con evidencias
neuroimagenológicas de lesión limitada exclusivamente al hemisferio derecho.
Ellos piensan que en sujetos diestros con un alto grado de especialización en
el procesamiento de caras por parte del hemisferio derecho, una lesión limitada
a éste hemisferio sería suficiente para dar lugar a la prosopagnosia, aunque
sólo en muy pocos casos es tan marcada que no puede ser compensada por el
hemisferio izquierdo. El desarrollo de las neuroimágenes funcionales y de la
psicofisiología comienza a poner a prueba los modelos cognitivos sobre el
procesamiento cerebral de los rostros y sus trastornos y promete convertirse en
una herramienta muy útil para el estudio de estos problemas (Andreasen et al 1996,
Bobes et al 1998).
EVALUACION DE
LOS TRASTORNOS EN EL PROCESAMIENTO DE CARAS.
La Evaluación de los trastornos del procesamiento y
reconocimiento de caras debe realizarse teniendo en cuenta los diferentes pasos
en el procesamiento de la información, seleccionando pruebas y tests que
permitan evaluar la integridad o disfunción en cada uno de ellos, lo cual
permitirá no sólo hacer el diagnóstico del trastorno sino ubicar el nivel
funcional de la alteración.
Evaluación del
proceso de Análisis estructural del rostro:
-Pruebas de reconocimiento categorial (evaluar si el
paciente reconoce una cara como cara, dándole a clasificar objetos visuales en
categorías). Debe demostrarse que el trastorno en el reconocimiento de caras es
relativamente específico, es decir que no esté inmerso en el contexto de una
severa agnosia a los objetos visuales. -Tareas de reconocimiento de razas,
sexos (evitando al máximo los estímulos externos al rostro que sirvan como
claves contextuales para la identificación). -Pruebas de reconocimiento intracategorial
dentro de otras categorías: para demostrar que el trastorno es selectivo a la
categoría de caras.
-Pareamientos de rostros familiares en posiciones
fotográficas diferentes (de perfil y frente) o tomadas en diferentes épocas.
-Pareamiento de rostros desconocidos (Test de Benton).
-Estimación de edad, análisis y reconocimiento de expresiones,
lectura labiofacial.
Evaluación de
la Unidad de reconocimiento facial:
-Pruebas de reconocimiento encubierto o demostración de
familiaridad:
lo que se debe
buscar es si el paciente puede emitir un juicio de familiaridad aunque no logre
hacer el reconocimiento.
-Test de selección
forzada: se presentan parejas de caras donde siempre una de ellas es un rostro
familiar y el otro desconocido para que el paciente seleccione el familiar,
aunque no pueda realizar reconocimiento explícito. Un porcentaje de aciertos
por encima del 50% indica reconocimiento encubierto o implícito.
-Tiempos de reacción en pruebas de identificación de la
congruencia o incongruencia de rostro-nombre: eliminando el reconocimiento
consciente, se le pide al paciente que observe rostros famosos asociados a
nombres para responder si la asociación es correcta o incorrecta. Si existe
reconocimiento encubierto debe ser más eficiente en las asociaciones congruentes
que en las incongruentes.
-Tiempos de reacción para reconocer diferentes perfiles de
la misma persona: se le presentan parejas de fotografías en diferentes perfiles
de rostros familiares y no familiares y se le solicita que informe si las fotos
corresponden a la misma persona o no.
El tiempo de
reacción es más corto para decidir sobre los estímulos de rostros familiares
que en los desconocidos.
-Tarea de clasificación profesional de nombres propios: se
presenta el nombre de un personaje famoso asociado a diferentes caras así:
a) cara correcta (estímulo congruente),
b) cara incorrecta de personaje de la misma actividad
profesional (estimulo incongruente relacionado),
c) cara incorrecta de un personaje con actividad
profesional no relacionada (estímulo incongruente no relacionado).
Un menor tiempo de reacción en la tarea de identificar los
estímulos congruentes con respecto a los incongruentes demuestra reconocimiento
encubierto. Este efecto se puede ver incluso para rostros aprendidos de manera
implícita después de la lesión cerebral.
-Medidas
neurofisiológicas: Potenciales evocados relacionados y mediciones de
resistencia cutánea de la piel: el reconocimiento encubierto o implícito sólo
será posible para los prosopamnésicos no para los que tienen trastornos
perceptual.
Evaluación del
Nodo de identidad Personal: reconocimiento de profesión, lugar de procedencia o
residencia, circunstancia en que se conoció, ligazón afectiva, etc. Memorias
multimodales, verbales y no verbales con relación a la persona.
Evaluación del
Acceso Lexical:
pruebas de denominación de personajes famosos, pruebas de denominación de
rostros familiares, acceso al nombre a partir de la información visual (cara),
acceso al nombre a partir de descripciones verbales o de informaciones
semánticas. La facilitación del acceso al nombre a partir de la información
semántica y el fracaso a partir de la información visual indica que el nodo de
identidad personal está intacto.
Evaluación del
sentido estético visual: evaluar el placer estético visual en la percepción de rostros,
paisajes, obras de arte y otros estímulos visuales.
CÓMO TRATAR LA PRESOPAGNOSIA
1.- Consulta
con un médico especialista. Es fundamental concurrir con un profesional de la
salud que establezca un diagnóstico adecuado, con el fin de descartar otras
patologías asociadas.
2.- Estrategias
auditivas. Poder distinguir la voz de las personas conocidas para poder
identificarlas, resulta una de las primeras medidas a desarrollar.
3.- Características
claves. Tiene que ver con la capacidad de distinguir rasgos característicos de
las personas, como por ejemplo, el bigote, una cicatriz, etc.
4.- Estrategias
compensatorias. Las personas que padecen la prosopagnosia tienden a desarrollar
todo tipo de estrategias compensatorias para vivir con esta dificultad. Es así,
que se elaboran estrategias mentales y desarrollan al máximo la capacidad de
reconocimiento a través de aquellos sentidos que no sean los visuales.
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